martes, 1 de julio de 2008

City Lights

Plena avenida. Las luces de las marquesinas resaltan en la oscuridad penetrante de la noche. Se presentan amenazantes, perturbadoras. Su inquietante brillo impacta en las retinas como un shock convulsivo. Entre la locura de las dagas de neón, las percibo como gigantes, tal como Don Quijote percibía a los molinos. Gigantes que intentan dominar cada hemisferio del cerebro, tentándolos, ordenándoles que fijen su atención en ellos, casi como aquellos espirales hipnóticos. ¡Entre aquí! ¡Compre aquí! ¡Coma aquí!

Me pregunto cómo se vería todo antes de las marquesinas, antes de las luces. Por un momento, soy un personaje de alguna época pasada, que al llegar a esta ciudad moderna se siente avasallado por esos carteles luminosos. Lo desconciertan.

En fracciones de segundo he recibido toneladas de información, toneladas de propuestas. El próximo es mas grande, el siguiente más poderoso, el último más convincente. Yo, cada vez más pequeña y vulnerable.